SOBRE ESTE BLOG

AQUÍ ARRIBA HAY UNA SERIE DE SECCIONES QUE PUEDEN INTERESAR. GRACIAS POR VISITARLAS.


23/6/10

PAELLA PARA TODOS, BIEN PASADA, POR FAVOR


PAELLA PARA TODOS, BIEN PASADA, POR FAVOR

Seguramente estaré anticuado, pasado de rosca, fuera de onda, lejos de la pomada, ajeno a la moda y listo para el desguace. Cuando uno no entiende algo de lo que ocurre, es que se ha despistado o le faltan datos; cuando lo que no se entiende es casi todo, no se trata ya de despiste sino de ser un carcamal irredento, un personaje arcaico que dijo el otro, una canica aproximándose al “gua” que diría algún jovenzuelo ya pasado también una docena de pueblos, como apostillaría otro también sin duda empezado a pasarse. ¿O es que hay cosas que no caben en la cabeza y la culpa no es de mi cabeza?
Esto va más rápido de lo que parece. El mundo es vertiginoso y ya se sabe que los vértigos no traen nada bueno: mamporros, ganas de no moverse, vómitos y peligro de ser atropellado por los que van a lo suyo, es decir por cualquiera.

Me niego a echarle la culpa a mis años —tampoco tengo tantos aunque sean bastantes—, me resisto a sospechar que he perdido el interés por el progreso; ni hablar de falta de adaptación. La esperanza de vida actual me sitúa en una edad más que razonable, tengo decidido interés por cuanto de nuevo surge en el mundo y una de mis constantes vitales ha sido siempre la adaptación a las circunstancias salvados, eso sí, los resquicios individuales para no entrar en el permanente colectivo de borregos.
Lo que ocurre es que el vértigo ya dicho, la inmediatez de la comunicación —desmemoriada luego—, lo efímero y fungible del mercado y sus múltiples componentes, han viciado la vida. Me refiero a la vida, no al ir tirando habitual y miserable. Aquí y ahora ya se vive poco o se vive mal, que es casi lo mismo, se galopa a lomos de la premura, atrofiado el pensamiento y la reflexión, se navega veloz en la moto de agua de la necesidad sin apenas reparar en lo profundo y rico de las aguas que nos sustentan. Se pasa, como suele decirse, pero no tanto por voluntad propia de no querer pringarse como por la imperiosa necesidad de seguir vivo, de colear un poco, de no morir en el marasmo.

Suele decirse que el mundo es de los jóvenes y por eso a los que no lo somos se nos ha pasado el arroz. Pobres jóvenes si se lo creen. A ellos, especialmente, se les ha vendido como arroz en su punto una mala prostituta de mundo que les está sacando los cuartos, los hígados y que, como se descuiden, lo único que les mete es unas purgaciones que los dejarán baldados para los restos.
Los mayores estamos con el arroz pasado, recalentado y poco apetecible, y ellos, los jóvenes, andan con un envase de arroz liofilizado, insípido aunque crujiente, que con el gancho de la modernidad les va a atiborrar el cuerpo y la existencia de colesterol, frustración y apariencia.

Ni la sociedad, ni el mundo, ni puñetas. Ni que yo esté gagá ni que los jóvenes anden descontrolados. Ni los tiempos que corren, aunque corran, ni así es la vida. Que no, coño, que no. Aquí tanta basura y tanta insensatez la manejan cuatro gatos lustrosos desde sus emporios económicos y no hay quien se libre. Ni los políticos a sus órdenes —aunque no lo sepan— ni los mayores trufados de nostalgia y jubilación anticipada, ni los jóvenes, engañados de raíz por la llamada modernidad e ilusionados por estar en una ONG que satisface su espíritu solidario pero los engaña tantas veces.
Aquí se nos ha pasado el arroz a casi todos y el segundo plato, según parece, es más de lo mismo.

.

10 comentarios:

Jose Zúñiga dijo...

Pues estamos de acuerdo en casi todo. Salvo dos cosas: que lo saben (los políticos) y que el arroz no se nos ha pasado, simplemnte no quieren enterarse del punto, ellos.

Jesús Arroyo dijo...

Ahora te leo. De momento digo que te he mandado un correo.
Un abrazo

josé rasero dijo...

Yo también pienso que lo saben (los políticos), y se dejan.
Por otra parte: ¡que nos queda cuerda para rato, hombre! Y que, por lo menos, dar la lata la vamos a seguir dando (cual vuvuzelas surafricanas)

Un abrazo!!

La Solateras dijo...

Los políticos saben perfectamente que les toca pagar y encima poner la cama, pero no les queda otra salvo la muy digna dimisión y dejar el camino libre para que sean los siguientes a los se les pase el arroz y ellos dedicarse a criticar lo malo que está, que queda muy lucido.

A los que no somos políticos nos toca -además de poner la consabida cama a la prostituta esa de la que hablas- pagar el arroz pasado a precio de oro como guiris en chiringuito de playa o quedarnos muertos de hambre.

chaconi dijo...

lo que más me ha gustado es como defines lo que es "vivir", realmente vivir, y como explicas lo rapido que va todo, el sin sentido de tantas cosas que terminan prevaleciendo entre muchos. Gracias por tus escritos.

maria cabrera dijo...

ESTIMADO QUE MARAVILLOSO BLOG QUE TIENE ES UNA EXPLOSION DE FRESCURA, DE POESIA Y SE VUELVE SALVAJE A MIS OJOS . FELICITACIONES

Manuel dijo...

Querido maestro: Ahora que me bajo de esa ruleta rusa que tan bien defines, pese a que llevo el galardón de la inestable autonomía en el pecho (Autonomía de autónomo, ¿eh?), veo tu entrada y me dan ganas de corroborarla.

Y más: ampliar el cerco del vómito.

¡Pobres interinos!. Si, esos, los políticos. Esos que se aferran al sillón sabiendo que en ello les va la vida. Esos no mandan nada de nada: son unos “mandaos”. Así se les ven las ojeras. Tiene que ser muy difícil mirarse al espejo cada día sabiendo que alguien te da “collejas” cada vez que no haces / dices lo que ellos mandan. ¡Con lo bien que sales en el Telediario!. Si hasta parece que mandan.

Esto se convirtió hace tiempo en un “sálvese quien pueda”. A la vuelta de los muchos años que algunos contamos, nuestra pelea diaria es contra la intranquilidad sobre ese futuro incierto que no existe. Pero que pasa recibos mes a mes. Nuestra gente joven tiene un presente poco estimulante: altos alquileres o sangrantes hipotecas; sueldos de hambre en muchos casos; y una cultura de publicidad que no se ha actualizado aún para los tiempos que corren.

Si, eso, publicidad desfasada. El último tiempo del Capitalismo feroz, la Sociedad del Bienestar, se devoró a sí misma. Total 2 ó 3 décadas de consumo desaforado hasta el batacazo del ladrillo y el “todoterreno” enorme. Y, ahora, a lamerse las heridas. Pero te siguen incitando a lo mismo. O casi, porque ya ni dios te aconseja que te compres el chalé unifamiliar adosado. ¿Con un sueldo de 1.000 €?: ¿se ha vuelto Vd. Loco?.

Hace muy pocas fechas, querido Enrique, tú mismo escribiste que el capitalismo se ahogaba en su propia trampa. Y estoy absolutamente de acuerdo contigo. Pero no nos ha nacido aún un nuevo Adam Smith que reformule adecuadamente la situación. No tenemos en este momento alternativa filosófica, ni científica, ni política para la situación que estamos viviendo. El cuadrante noroccidental de nuestro planeta ha creado un virus que traga sin piedad las almas humanas, reduciendo la vida a la servidumbre de la supervivencia.

Las voces que proclaman un retorno a la Naturaleza, con respeto; un alejamiento del consumo; incluso una economía de trueque, son escasas y de poco volumen. El omnipotente “Hombre” aún se cree hacedor y no se resigna a darse cuenta de que sus días están contados. La especie que destruye alegremente los recursos que la hacen sobrevivir, está condenada a la extinción.

Esa es la Especie Humana.

Manuel dijo...

Querido maestro: Ahora que me bajo de esa ruleta rusa que tan bien defines, pese a que llevo el galardón de la inestable autonomía en el pecho (Autonomía de autónomo, ¿eh?), veo tu entrada y me dan ganas de corroborarla.

Y más: ampliar el cerco del vómito.

¡Pobres interinos!. Si, esos, los políticos. Esos que se aferran al sillón sabiendo que en ello les va la vida. Esos no mandan nada de nada: son unos “mandaos”. Así se les ven las ojeras. Tiene que ser muy difícil mirarse al espejo cada día sabiendo que alguien te da “collejas” cada vez que no haces / dices lo que ellos mandan. ¡Con lo bien que sales en el Telediario!. Si hasta parece que mandan.

Esto se convirtió hace tiempo en un “sálvese quien pueda”. A la vuelta de los muchos años que algunos contamos, nuestra pelea diaria es contra la intranquilidad sobre ese futuro incierto que no existe. Pero que pasa recibos mes a mes. Nuestra gente joven tiene un presente poco estimulante: altos alquileres o sangrantes hipotecas; sueldos de hambre en muchos casos; y una cultura de publicidad que no se ha actualizado aún para los tiempos que corren.

Si, eso, publicidad desfasada. El último tiempo del Capitalismo feroz, la Sociedad del Bienestar, se devoró a sí misma. Total 2 ó 3 décadas de consumo desaforado hasta el batacazo del ladrillo y el “todoterreno” enorme. Y, ahora, a lamerse las heridas. Pero te siguen incitando a lo mismo. O casi, porque ya ni dios te aconseja que te compres el chalé unifamiliar adosado. ¿Con un sueldo de 1.000 €?: ¿se ha vuelto Vd. Loco?.

Manuel dijo...

(tu me perdonarás que vaya en 2 entradas por la longitud)

Hace muy pocas fechas, querido Enrique, tú mismo escribiste que el capitalismo se ahogaba en su propia trampa. Y estoy absolutamente de acuerdo contigo. Pero no nos ha nacido aún un nuevo Adam Smith que reformule adecuadamente la situación. No tenemos en este momento alternativa filosófica, ni científica, ni política para la situación que estamos viviendo. El cuadrante noroccidental de nuestro planeta ha creado un virus que traga sin piedad las almas humanas, reduciendo la vida a la servidumbre de la supervivencia.

Las voces que proclaman un retorno a la Naturaleza, con respeto; un alejamiento del consumo; incluso una economía de trueque, son escasas y de poco volumen. El omnipotente “Hombre” aún se cree hacedor y no se resigna a darse cuenta de que sus días están contados. La especie que destruye alegremente los recursos que la hacen sobrevivir, está condenada a la extinción.

Esa es la Especie Humana.

Enrique Gracia Trinidad (EGT) dijo...

Gracias amigos por vuestros comentarios. Y a los que no comentan, gracias por la visita y la lectura.
La verdad es que este articulillo corresponde a un día de resaca existencial.
Mantengo que hay que pelear hasta el final porque no sé renunciar a la lucha (a mi manera, claro) Sólo peleando, cada uno en su terreno se puede paliar el absurdo al que hemos llegado. No seremos decisivos pero sí imprescindibles. El mundo para el que se lo trabaja honradamente, y la alegría y la felicidad.
A los que contribuyen a enfangarlo: ni agua.
Gracias por ser buena gente, amigos