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30/4/08

CHUPA DE DÓMINE 2 (Vade retro Iglesia)

(Foto E.G.T.)


CHUPA DE DÓMINE 2 (VADE RETRO IGLESIA)

Que quede claro desde el principio: No me refiero a los creyentes de buena fe, a los clérigos que trabajan por los demás desde auténticos criterios cristianos y no eclesiales, a los misioneros consecuentes, a los teólogos de la Liberación, a los curas tachados de “rojos” por ser humildes, a la buena gente. A esos, mi respeto y admiración.

Me refiero a la Iglesia como institución, como poder, absolutamente piramidal, machista y antidemocrática —de los cónclaves para elegir Papa mejor ni hablar—; me refiero a la iglesia autoritaria, metomentodo, de finanzas corruptas, aliada desde hace siglos con el poder, ansiosa por controlar, fundamentalista —aunque se disfrace de otra cosa—; a la especialista en apoyar y bendecir regímenes que torturaban y asesinaban como los de Pinochet, Franco, Videla... a la que no quiso condenar el III Reich de Hitler, y hasta dijo en una soflama: “Dios quiera que la nave que pilota el experto timonel alemán, en la cual también vamos nosotros, llegue a puerto seguro” (Cardenal Pla y Daniel)
A la que vociferó siempre contra el aborto pero cerró los ojos ante los adinerados que en tiempos del dictador también lo proscribían pero llevaban sus hijas preñadas a abortar a Londres. A la Iglesia que condena la eutanasia (decisión voluntaria) pero bendice las armas y justificó hasta hace poco la pena de muerte, no precisamente voluntaria.
Me refiero a los clérigos, y seglares, opulentos o humildes, que, por acción u omisión, apoyan y justifican esa iglesia decididamente impresentable o miran hacia otro lado para no crearse problemas de conciencia.

Me refiero a ellos para manifestar mi más sincera repulsa por resultar tan poco cristianos, tan hipócritas y tan desvergonzados. Para decirles que no es lícito que estén en el “Comité de ética y en el Equipo Interdisciplinar de Cuidados Paliativos”, según el acuerdo que han firmado con la Comunidad de Madrid. Esos órganos son sanitarios, toman acuerdos que pueden afectarnos a todos; y a los no creyentes o a los de otras confesiones no tiene por qué imponérsenos aunque sea un sólo voto clerical por el mero hecho de que la señora Esperanza Aguirre o su Consejero de Sanidad pertenezcan a los seglares a los que he dicho que me estoy refiriendo.
Por mí que atiendan a los creyentes que los requieran, pero que estén en esos organismos que acuerdan conductas sanitarias para todos y, como les es propio, puedan votar con su absoluta falta de ética y sus nocivas teorías sobre los cuidados paliativos, el dolor y su tratamiento, la preparación para la muerte, etc. me parece peligroso y por la parte política que lo permite: casi criminal.
Pueden decir lo que les dé la gana: que apoyarán espiritualmente a los enfermos terminales, que ayudarán a los familiares... lo que quieran, pero a poco que se conozca el paño, se verá que no son de fiar en absoluto. Veamos por qué:
Cuando el arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián, ha afirmado que la muerte de Jesucristo “fue absolutamente digna” pese a que “no tuvo cuidados paliativos”, ¿qué quiso decir? ¿que si no se dan cuidado paliativos a un enfermo y se desespera de dolores, no pasa nada porque Cristo también sufrió? ¿Es idiota este tipo? ¿es un sádico? Claro que es el mismo individuo que
recomendaba expresamente votar a partidos —daba los nombres— de marcado carácter fascista. Sí, es sádico y peligroso.
También se las trae el mensaje que lanzó el mismísimo Benedicto XVI en la XV Jornada Mundial del Enfermo. Primero afirma que “es necesario insistir una vez más en la necesidad de contar con más centros de cuidados paliativos que ofrezcan una atención integral, ofreciendo al enfermo la asistencia humana y el acompañamiento espiritual que necesitan” —hasta aquí perfecto, nada sospechoso—; pero remata dirigiéndose a las personas que sufren enfermedades incurables o terminales, invitándoles a “contemplar los sufrimientos de Cristo crucificado y, en unión con él, dirigirse al Padre con la confianza total de que toda vida, y vuestras vidas en particular, está en sus manos”. Y finaliza: ”Confiad en que vuestros sufrimientos, unidos a los de Cristo, serán provechosos para las necesidades de la Iglesia y del mundo” ¡Ojo, que aquí está la trampa! Aquí asoma las orejas la vieja teoría cristiana del dolor ofrecido como sacrificio. Posiblemente una de las teorías más escandalosas y malvadas que el poder eclesial sostuvo siempre. Que un Dios deba morir de manera salvaje para poder “redimir” no sé qué pecado primordial de supuestos antepasados míticos es uno de los fundamentos religiosos más ridículos y peligrosos que pueden esgrimirse.
La Iglesia del poder no lo reconocerá nunca —como siempre hablan en nombre de “la verdad absoluta inspirada por la divinidad” no hay quien discuta con ellos— pero esta posición absurda ante el sufrimiento es lo menos aconsejable para asesorar o intervenir en las decisiones médicas de aplicar cuidados paliativos o sedación a terminales.
Por favor, sobre mis últimos momentos, que no tenga ni la más mínima opinión un representante de esa Iglesia hipócrita que detesto, no vaya a ser que me toque ofrecer mis sufrimientos, junto a los de su Cristo, “para provecho de las necesidades de la Iglesia”. A ver si además de contribuir, aunque no quiera —mediante una parte inevitable de mis impuestos, vía Concordato— a las riquezas de sus prelados, a sus negocios y a su buena vida, voy a tener que soportar que influyan en mi forma de morir. ¡Anda y que mueran ellos con los dolores que les dé la gana!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Maravilloso artículo.. que ojalá tenga la difusión que merece. Espero que algún otro medio de comunicación masivo (la red es el más masivo) y no lesivo lo recoja para refelxión de los bienpensantes. Es evidente que cualquier bienpensante es, ante todo, pensante. Y me resulta díficil entender que aquel que tenga la capacidad de ejercer tal actividad no esté de acuerdo con el artículo. Benedicto XVI debería cuidar también, ademas de de sus palabras, con quien se fotografía, y los anfitriones de sus viajes. No basta hablar de la pederastia y lamentarse, también hay que hablar de los muertos producidos por las invasiones injustas y los ahorcados, y de los que padecen persecución y dolor producidos por la dictadura de las armas, que esa es la peor.
De los comités de ética patética mejor ni hablar. Ni la Iglesia ni algunas personas han aprendido todavía que el mayor bien del hombre es la libertad

Port

Anónimo dijo...

Grande y necesario artículo Enrique. A ver si esta aportación tuya sirve para quitar a más de uno la venda que tiene en los ojos.
Escrito claro y directo, sin rodeos.
A modo de apunte personal en el tema de los cuidados paliativos, me gustaría decir que mi abuelo falleció en diciembre del año pasado, y gracias a esos cuidados, murió tranquilo. Que no nos vengan con tonterías, si quieren sufrir,!que sufran ellos!.

Gracias por el artículo.

Rafael

Paul Rent dijo...

Un sólido artículo a partir de una pluma certera. Te sigues metiendo, amigo, con temas que parecen no tener solución, pero en horabuena. ¿Estos tipos usarán incienso o yerba?

desde las Tempestades de Siempre

Abrazón

Anónimo dijo...

Comentario de texto.



Que quede claro desde el principio: No me refiero a los creyentes de buena fe (1), a los clérigos que trabajan (2) por los demás desde auténticos criterios cristianos (3) y no eclesiales (4) a los misioneros consecuentes (5), a los teólogos de la Liberación (6), a los curas tachados de “rojos” por ser humildes (7), a la buena gente. A esos, mi respeto y admiración (8).



1.- ¿Hay creyentes de mala fe? Eso habría que demostrarlo, si no, es injuria. Aquí deberían ir las pruebas con registro ante notario… o esto es simplemente escribir por escribir, o injuriar por injuriar, léalo usted como quiera,
2.- El sacerdocio no es una profesión, no es un trabajo… es otra cosa.
3.- ¿Es que hay criterios cristianos no auténticos?
4.- ¿Es que hay criterios eclesiales y no eclesiales en el seno de la iglesia? ¿Desde cuando? No será que los que no están en la iglesia no se enteran de la misa la media, y sólo porque no van ni forman parte de ella, porque no se forman, porque se quedan en la periferia de las cosas.
5.- ¿Es que hay misioneros inconsecuentes?
6.- ¿Y el resto de los teólogos son todos del orbe de lo execrable?
7.-…y a los curas rojos que no son humildes, ¿qué?; … y a los curas que no son rojos y son humildes, ¿qué?).
8.- ¿Y qué motivos le dan de admiración éstos?

…/…
Esto significa, me estoy documentando, continuará.

Anónimo dijo...

Estimable anónimo:
Estamos en un debate amplio y antiguo. Me alegra que se esté documentando, yo lo he hecho y no paro de hacerlo.
Con todo respeto, intentaré responder a sus comentarios, punto por punto.

Su comentario 1.- “¿Hay creyentes de mala fe? Eso habría que demostrarlo, si no, es injuria. Aquí deberían ir las pruebas con registro ante notario… o esto es simplemente escribir por escribir, o injuriar por injuriar, léalo usted como quiera.”
He conocido creyentes cómodos o voluntariosamente ciegos —también alguno retorcido— y eso puede ser una fe mala y a veces hasta perversa cuando se empeñan en llevarla a terceros. Sobre todo si son clérigos, porque sabiendo lo que se sabe de la historia del Cristianismo, engaños, tergiversaciones, dogmas por interés, copias de otras religiones, textos amañados, contemporizaciones desvergonzadas, etc., cierran sus ojos y esgrimen “la fe del carbonero” (véase el obispo Alonso de Madrigal) manteniendo errores como si fueran verdades absolutas.
¿Pruebas? Tantas que aquí no cabrían. Basta revisar la auténtica historia de la Iglesia Católica pasada y presente.
¿Injuriar? No, intentar decir la verdad aunque alguno se moleste y aún sabiendo que nunca estaré en posesión de ella. Por supuesto, la Iglesia tampoco, aunque ella sí lo pretende.
¿Escribir por escribir? En cierto modo, a fin de cuentas es mi oficio. Sería más cómodo escribir sin denunciar pero de eso se han aprovechado siempre los poderosos, así que ni hablar.

Su comentario 2.- El sacerdocio no es una profesión, no es un trabajo… es otra cosa.
Ya, ya... una vocación, una llamada, un compromiso... estuve a punto de ser cura, imagine si lo sé. Precisamente por eso debería ser algo más de lo que es para muchos sacerdotes. No citaré nombres por pero usted sabrá, como yo, de bastantes.

Su comentario 3.- ¿Es que hay criterios cristianos no auténticos?
Por supuesto que sí, cuando se basan en el interés, el negocio, la falta del auténtico y traicionado espíritu de Cristo. Le pongo algún ejemplo: Los negocios vaticanos, la riqueza de los prelados, la ocultación de las fechorías de los sacerdotes hasta que ya no se puede más, la imposición de “su moral” como si fuese la única; cuando han podido, por la fuerza, cuando no, negociando.
No hay autenticidad en todo lo que nada tiene que ver con el mensaje evangélico y de eso está a rebosar la iglesia actual. Cristo abominaría y todos los sabemos. El que no: carbonero.

Su comentario 4.- ¿Es que hay criterios eclesiales y no eclesiales en el seno de la iglesia? ¿Desde cuando? No será que los que no están en la iglesia no se enteran de la misa la media, y sólo porque no van ni forman parte de ella, porque no se forman, porque se quedan en la periferia de las cosas.
Insisto en que hay muchísimos criterios exclusivamente mundanos, que se alejan de las palabras evangélicas, acabo de citar algunos en la respuesta anterior. Yo ya no estoy en la Iglesia, pero la sigo de cerca, casi 10 años en el Seminario dan para mucho. No soy un resentido —sé que los hay—, estoy muy agradecido a quienes me educaron, pero eso no me impidió ver con claridad entonces y seguir haciéndolo.
¿De verdad cree que estamos tocando la periferia de las cosas? A mí me parece que no. ¿Quiere que detallemos, por ejemplo, los negocios de la Curia Pontificia? Y eso en la cabeza, que es la más podrida ideológica y socialmente. Tan sólo las bases, cuando no son fundamentalistas, me parecen respetables.

Su comentario 5.- ¿Es que hay misioneros inconsecuentes?
Cierto que son los menos, pero los hay. Aún hay restos del “colonialismo espiritual”. Es una falta grave imponer una religión como la única verdadera. Eso ocurre en algunas misiones externas, aunque su labor humanitaria es notable, y también en la “evangelización interna” que es sutilmente perniciosa (educación, intromisión en políticas, etc.)

Su comentario 6.- ¿Y el resto de los teólogos son todos del orbe de lo execrable?
Las teología oficialistas sí han perdido su posible sacralidad porque mantiene criterios, dogmas y obligaciones sobre principios que ellos mismos saben inciertos, tergiversados, manipulados y acomodaticios. No se pueden esgrimir verdades eternas sobre elementos que se saben falsos, demandando al final una fe ciega y sin preguntas.
Los ardides tomistas, la argumentación ontológica de San Anselmo de Canterbury, etc. han sido refutados de forma clara hace mucho. No es posible seguir “manteniendo y no enmendando” por sistema. Desde el Renacimiento y la Ilustración hasta los avances del pensamiento moderno han hecho cambiar la concepción del mundo (y por supuesto la Teología) y la Iglesia sigue emperrada es principios periclitados que se apoyan sobre la ignorancia y, lo que es peor, sobre la necesidad espiritual de muchos.

Sus comentarios 7 y 8 …y a los curas rojos que no son humildes, ¿qué?; … y a los curas que no son rojos y son humildes, ¿qué?. ¿Y qué motivos le dan de admiración éstos?
Los hay, seguro, pero yo he dicho “los curas tachados de rojos por ser humildes” que no es lo mismo. Así los llamaban y llaman los prelados y creyentes que siguen conciliando hipócritamente su riqueza con la pobreza evangélica. Así los llaman, y si pueden los condenan, quienes se han aliado con el poder y no resisten que les dejen con el culo al aire por dedicarse a los humildes, los pobres, los desheredados... ¿Quiere que citemos el evangelio?
Para los curas humildes, con espíritu de servicio, se los llame rojos, azules o verdes, mi afecto, mi consideración y mi respeto siempre que sean auténticos y capaces de ver que mucho de lo que defienden y argumentan se cae por su propio peso. El problema está más en la Institución que en las personas. En la impedimenta ignominiosa que, desde Pablo de Tarso hasta hoy mismo, ha engordado el carro del fundamentalismo católico y del que no sabe bajarse.
Enrique Gracia Trinidad

Anónimo dijo...

Muy bien por la discrepancia del comentario. Eso es la libertad. Poder discrepar. No mal planteamiento. Pero magnifica, extraordinaria respuesta al comunicante anónimo por parte de Enrique Gracia Trinidad. Una respuesta antológica, rotunda, perfecta. Y que suscribo totalmente.

Emilio Porta