SOBRE ESTE BLOG

AQUÍ ARRIBA HAY UNA SERIE DE SECCIONES QUE PUEDEN INTERESAR. GRACIAS POR VISITARLAS.


13/6/11

PENSANDO EN VOZ ALTA



¿QUÉ ESTÁ OCURRIENDO?

Se me ocurre pensar en voz alta, decir las cosas como las veo, aún a riesgo de equivocarme en algo.

Ocurre que lo que llamamos “el sistema” ha entrado en una etapa de hundimiento, y lo ha hecho en barrena.
¿A quién afecta este hundimiento? No a todos por igual; principalmente a la población de menores recursos. El daño de la crisis es inversamente proporcional al nivel económico de las personas y a la culpabilidad en la generación de la crisis. Es decir: cuanto más humilde, más te afecta la crisis; cuanto más culpable eres de generarla, menos te afecta.

Las “soluciones” que están planteándose desde el poder económico planetario y que son seguidas por gobiernos de una u otra manera, son “soluciones” canallas, destinadas a salvar a los que están en la parte alta de la tabla económica.

Para que lo veamos en un ejemplo.
En la edad media y otras épocas de la antigüedad, incluso hasta hace muy poco, cuando se producían crisis de exceso de población y debilidades económicas, hambrunas, necesidad de territorio, etc., siempre se solucionaban con guerras. En esas guerras morían a miles las gentes de las capas sociales más bajas mientras se recuperaban y mejoraban los poderosos que ordenaban las batallas desde lejos.
Pues exactamente igual ocurre ahora. Los poderosos, los dueños de la banca, las multinacionales, los políticos de más poder sacan tajada de la crisis, se salvan a ellos mismos y si sus empresas caen no lo hacen sus dueños, mientras que son la burguesía media-baja y los trabajadores los que pierden trabajo, la vivienda, el bienestar y el futuro.
Raro es ver que alguno de los que han provocado la crisis (bancos, grandes financieros, expertos mundiales en economía) se vea afectado. Esos se mantienen a flote o se les ayuda a mantenerse, incluso amenazando con que si no se hace nos hundimos todos. Y así sólo se hunden los de abajo.

Es decir: los humildes se van a hundir de cualquier manera, o arrastrados por los poderosos o a costa de salvar a dichos poderosos. Tienen que empobrecer a los más para no perder ellos prácticamente nada. Recuérdese, sin ir más lejos, a los bancos españoles dando beneficios y negando créditos. ¿Para qué sirven entonces? Para enriquecerse a costa de todos porque es de todos de donde ellos sacan su producto base.

Y nada hay más terrible que los medio burgueses (y no digamos los trabajadores) que se acomodan, que tiemblan de miedo por defender sus cuatro bártulos, y siguen dejándose engañar y manipular. Si miles de esclavos tiemblan ante un solo amo porque lleva un látigo en la mano ¡es que merecen seguir siendo esclavos!

Centrémosnos en España, aunque el hundimiento afecta a casi todo el planeta de una u otra manera.

Todas las medidas que se están tomando para “solucionar” esta crisis, son medidas que afectan negativamente a las capas más humildes de la población, incluso a los que se consideran menos humildes, porque tienen un pequeño negocio o alguna renta o un puesto de trabajo que creen más o menos seguro.

Veamos esquemáticamente estas medidas y lo que suponen:
Recortes salariales, siempre mayores por abajo. Cuando las empresas dan muchos beneficios no suelen beneficiarse los trabajadores sino los dueños y los accionistas; cuando los beneficios bajan, llegan los despidos, los recortes y las exigencias a los empleados.
Sustitución de trabajos estables por contratos temporales... llamémosles basura. Hasta tal punto a llegado que empiezan a pensar que ese es el futuro y que no se debe aspirar a la seguridad (mal asunto para la economía si el “cliente” no tiene seguridad) He dicho “clientes”, si, nos han convertido en eso, en clientes.
Sustitución de empleados fijos por contratos con autónomos para ahorrarse impuestos empresariales.
Recorte de mejoras obtenidas tras años de trabajo, esfuerzo y reinvindicaciones.
Aumento de las horas de trabajo, con desprecio de los años de lucha que costó reducirlas a nivel humano. En este sentido estamos volviendo casi a la explotación del siglo XIX. Para los empresarios y el poder es tan fácil como decir: “Si usted no lo hace, otro vendrá que lo hará, incluso por menos”
Contratación en negro. Nadie puede achacar a los humildes que hagan lo que puedan por sobrevivir, pero sí se debe imputar a las empresas que se aprovechen miserablemente de la necesidad para tener trabajadores más baratos, sin seguridad social y en sistema de auténtica explotación.
Muchas de estas actitudes de los poderosos están facilitadas (incluso protegidas) por la falta de inspección laboral y la escasa contundencia de la justicia. Como en el caso de los delitos contra el medio ambiente, a muchas empresas les sale más barato delinquir y pagar las multas que hacerlo decentemente.
Hundimiento y cierre de empresas. Los más afectados son los negocios familiares o pequeños, muchos de los autónomos y los trabajadores despedidos de grandes empresas. Cuanto más fuerte el empresario menos le afecta.
Pérdida general de poder adquisitivo de las clases desfavorecidas. Resulta vergonzoso e insultante ver en los medios de comunicación el despilfarro de los acomodados.
Mantenimiento de los impuestos más injustos (el I.V.A., por ejemplo que afecta por igual se tengan las ganancias que se tengan y ofrece paradojas como la de grabar más la cultura o elementos de primera necesidad que el ocio)
Retirada de impuestos a los privilegiados (patrimonio, herencias) Recuérdese que los humildes tienen muy poco o ningún patrimonio y no suelen dejar en herencia más allá de una casa pagada con sudor durante años. La proporcionalidad de los impuestos tiende a desaparecer para beneficio de los de arriba y empobrecimiento de los de abajo.
Privatización de los servicios públicos (ganancia para unos pocos y pérdida de calidad para la mayoría) Y se atreven a mentir diciendo que no lo hacen.
Recortes en los servicios sociales. Lo que supone el colmo de la desvergüenza por parte del poder. A los niveles más altos esto no les afecta gran cosa.
Congelación de las pensiones. Lo que es el colmo vistas las pensiones de políticos y otros poderosos. Muchos estarían por la labor de volver a los deleznables tiempos en que la “caridad cristiana” sustituía a la justicia total.
Aumento de la edad de jubilación y los años necesarios de cotización. Por supuesto para la gente de a pie, no para los políticos.
Sanidad encaminada al copago, que afectará a los humildes. Los poderosos que ya tienen para pagarse una buena sanidad desearían el tipo de EEUU donde la sanidad pública es pobre e ineficaz, y donde si no puedes pagarte un seguro médico privado terminarás por no poder ser atendido decentemente la mayoría de las veces.
Deterioro paulatino de la educación pública en beneficio de la privada, del negocio educacional, con tendencia a una educación diferente para los que pagan y los que no.
Insistencia en la poca eficacia y el retraso endémico de la justicia, llena de agujeros legales por los que se cuelan los delincuentes de altura y en la que no tienen apenas recursos los delincuentes por necesidad o error humano.
Utilización de la fuerza física o psicológica (policía, amenazas de cierre empresarial, etc.) para reprimir cualquier movimiento reivindicativo que proceda de abajo.

Visto todo esto y más que no habré recordado, se deduce que no estamos en una crisis temporal sino en una crisis absoluta del sistema capitalista neoliberal cuya solución, según se ve claramente, pasa por empobrecer más a los que ya son pobres. No es baladí, siempre se dijo que para que haya un rico tiene que haber muchos pobres. Ahora se está corroborando este aserto.

Nuestros políticos son cómplices y, en buena medida, artífices de este sistema corrupto, denigrante e insocial.

Afirman preocuparse por el pueblo, por los humildes, por ¡sus votantes! mientras que en realidad se preocupan mas que nada de ganar elecciones, mantenerse en el poder
, derribar a los que lo están cuando ellos son oposición, desprestigiar al contrario, no reconocer méritos a nadie que no sea de su propio partido, colocar a los amigos en los puestos donde conseguir beneficios, aprovecharse de la informacion para mejorar su economía, etc.
Por eso mantienen sus propias pensiones aseguradas con poco tiempo de cotización frente a los muchos añosque necesita cualquier trabajador.
Por eso insisten en no cambiar (en España esto es seguro) la Constitución y las leyes electorales, claramente antidemocráticas en las que todos los votos no valen igual, y encaminadas a mantenerse en el poder bipartidista, beneficiar a los nacionalismos para eventuales pactos, etc.
Por eso siguen engañando como cuando afirman rebajarse los sueldos propios, cuando todos saben que no es lo mismo que un político que ingresa millones se rebaje un 10% que un trabajador que ingresa lo justo para malvivir pierda poder adquisitivo o incluso lo pierda todo.
Por eso no se plantean un recorte auténtico de su despilfarro (tarjetas de crédito, coches oficiales, puestos de confianza, dietas, viajes inútiles, etc.)
Por eso son incapaces de cerrar el Senado y mantenerse con una sóla cámara como en algunos otros países. Sería una solución magnífica que evitaría muchos millones de gasto.
Por eso mantienen una enorme multiplicación y hasta duplicidad de estamentos que podrían sobrar, reformarse o recortarse para ahorrar en el gasto público (diputaciones, ministerios, cabildos, cámaras, concejalías, consejerías, asesores varios, embajadas y consulados, instituciones oficiales o semioficiales, etc, todo multiplicado hasta el absurdo con las administraciones autonómicas) Necesitan “agradecer” y colocar a muchos de sus partidarios con sueldos que deberían ahorrarse.

Por eso se pliegan a las directrices de los estamentos supranacionales que buscan la mejora de la economía general (la de los poderosos) inevitablemente a costa de la economía de los humildes. De ahí el crecimiento brutal de las multinacionales, la explotación laboral y de recursos del tercer mundo, el mantenimiento de diferentes guerras, la insensatez de cuanto se relaciona con el petróleo, el sistemático parón en la tecnología de combustibles, medicinas y otros recursos alternativos, etc.

Entrar en política es para algunos un esfuerzo y un deseo de mejorar las cosas pero para la mayoría es una forma de ganar poder, influencia, sueldo, negocio, nivel de vida... de ahí la multitud de asuntos de corrupción descubiertos (y los muchísimos más ocultos) y el empeño por seguir en el poder a costa de lo que sea.
Y muchos de los políticos honrados también son culpables por callar las culpas de los de su propio partido, mirar hacia otro lado e ignorar a propósito.

Si dicen que ganarían más en la empresa privada ¿por qué insisten casi todos en seguir? ¿por qué ese empeño cuando hay elecciones? ¿por qué ese esfuerzo y ese gasto en las inmensas campañas? ¿por qué se mantienen las compensaciones económicas con arreglo a los votos sacados? (paradógicamente les pagamos entre todos los disparates que se gastan en sus campañas) ¿por qué ese miedo, disfrazado de tolerancia y desprecio, hacia la abstención, el voto en blanco y aún el voto nulo? (más de un tercio de la población entre todos los que les están diciendo de alguna manera que no quieren saber nada de ellos)

El sistema es mentiroso, desigual, injusto; está podrido en su misma raíz.
Es necesario cambiarlo por completo, radicalmente, sin más prórrogas, sin más paños calientes.
No es aceptable el argumento falaz de que “en estos tiempos se vive mejor que nunca en la Historia” ¡faltaría más! ¿Y por eso no vamos a mejorar lo mucho que aún está mal?

Aprovechar las cosas buenas del capitalismo —alguna tiene—, las del sistema marxista —que también tiene otras—, incorporar nuevas ideas y modos propiciados por el avance de la tecnología, la mayor educación y cultura ciudadana y el impulso de las nuevas generaciones; y con todo ello crear otra vía más decente, más humana, más justa, más libre.

Habrá que llevarles a los políticos todas las ideas que están surgiendo en el movimiento 15 M, en Madrid y en toda España y en gran parte del mundo. Que son las ideas de millones de personas en el mundo.
Habrá que preguntarles si están dispuestos a incorporar este grito de honradez en sus programas, si van a tomar medidas eficaces para evitar todos estos desmanes... si están dispuesto a comprometerse... Y si no, habrá que insistir hasta que se marchen a su casa, hasta que no los voten más que sus propios beneficiados (votos insuficientes)
Esto es una revolución... Pacífica, pero una revolución.
No pueden ignorar la voz de tantos, sobre todo cuando saben que somos muchos más y ¡tenemos razón!
Empieza a ser el momento de actuar.
El mundo puede ser mucho mejor. ¡Hagámoslo!
.

2 comentarios:

Danilac dijo...

A veces me dan ganas de que esta revolución no sea pacífica, y de que rueden cabezas, como en la revolución francesa.

Enrique Gracia Trinidad (EGT) dijo...

Yo también siento a veces esas ganas pero seríamos iguales que otras revoluciones que acabaron "como el rosario de la aurora". Es lo único que me impide saltar a lo bruto.
También es cierto que como no ven mucho riesgo, se pasan las manifestaciones pacíficas y los testimonios de indignación por el forro. Incluso desprecian a los manifestantes. Eso es lo que peor tolero: la suficiencia de los que nos están esquilmando. Alguna hostia les vendría bien pero... ¿cómo no caer en lo peor?