Acaba de dejarnos Medardo Fraile, el maestro del cuento español
Hoy tengo un triste cometido: decir adiós al amigo
entrañable y al admirado maestro.
El vacío en el alma de todos nosotros, los suyos, sus
amigos y sus lectores es de un tamaño descomunal.
En la madrugada del 9 de marzo, ha fallecido en su casa
de Glasgow, mientras dormía, en silencio, sin ruido, con la discreción que
durante tantos años ejerció el que para muchos es, sin duda, el mejor escritor
de cuentos de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI. Le faltaban
cuatro días para cumplir los 88 años y estaba en esa plena forma de los
escritores maduros y generosos que aún tienen ideas, proyectos, cosas que
decir, magisterio que regalar.
Fue fundador, junto a Alfonso Sastre y Alfonso Paso del
primer grupo de teatro de ensayo de España tras la guerra civil, pero abandonó
el teatro para dedicarse a la narrativa, y más concretamente al cuento
Incluido en el grupo de Aldecoa, Martín Gaite, Sánchez Ferlosio, Fernández Santos o Matute, era
también autor de teatro, novela, ensayo y crítica literaria, pero es en
las narraciones cortas, reunidas en unos
treinta libros, donde se convierte, para
varias generaciones de escritores, en el maestro indiscutible de este
género.
Entre otros galardones, le concedieron el Premio Nacional
de la Crítica en 1964, cuando acababa de instalarse en Escocia, donde formó su
familia y donde hizo sentir a centenares de universitarios, como catedrático y
conferenciante, su amor por la literatura española.
Medardo Fraile y Enrique Gracia (2011)
Separado de su Madrid natal, de España, a la que viajaba
continuamente, se alejó también del estilo de las tendencias literarias de sus contemporáneos para crear un estilo propio,
directo, claro, rotundo y magistral.
La estupidez de muchos lectores españoles y de la
oficialidad intelectual que durante tanto tiempo ha despreciado el cuento como
un género menor, le hizo ser menos reconocido de lo que su ingente obra merece.
Si hubiera nacido en el mundo anglosajón ocuparía el lugar primordial que le
corresponde, pero en España ser "un cuentista" se paga con el
ostracismo. Él lo sabía, pero no le importaba, se consideraba suficientemente
pagado con el disfrute de escribir aunque afirmase que "un cuento se escribe siempre temblando".
Tenía por bandera la austeridad y la ironía; y como escudo, una timidez incisiva que le
defendía de aquellas tierras frías del norte sobre las que, a pesar de su
esposa y de su hija, ambas escocesas, repetía: "vivo allí, no sé por qué, pero en el fondo cuando estoy vivo de verdad
es cuando vuelvo a España".
Los que le tratamos y quisimos no volveremos a disfrutar
de su inteligente y aguda conversación, de aquel humor fino y acerado, de
aquella burlona timidez que nos hacía olvidar el reloj y cualquier otra cosa
por importante que fuera. Nos queda leerle y volverle a leer e invitar a otros
a que lo hagan.
Pasear por sus páginas es entrar en el mundo de la
imaginación exacta, de la sobriedad perfeccionista, de la inteligencia rotunda,
de la metáfora poética, de la experiencia bien dosificada, del perfecto y
armonioso uso del lenguaje.
Nuestra lengua y nuestra literatura estarán siempre en
deuda contigo, maestro, amigo.
Enrique Gracia Trinidad
.
Medardo Fraile y su esposa Jane con Soledad Serrano (Madrid 2011)
Con Angelina Lamelas
Con Franca López Figueroa
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