SOBRE ESTE BLOG

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31/5/09

POR QUÉ NO ME CALLO

Foto curiosa que me envió mi amigo, el poeta Rafael Benegas. Parece que anda por Barcelona alguna furgoneta con "mis" iniciales... Lo pongo aquí por la coincidencia y agradezco a mi amigo que cayese en la cuenta.

Alguien me ha comentado, a propósito del artículo anterior, que a veces es preferible callar, no enemistarse con la gente y vivir más tranquilo.

Me acuso de callar demasiadas veces.
Por no meterme en líos, por desidia, por comodidad, por ignorancia, por cansancio...
Y callar es siempre convertirse en cómplice.
Por eso algunos artículos de este blog, por eso el desgarro, la dureza, las palabras desoladas.
Por eso renuncio a la tranquilidad.
Si soy esclavo de mis apetencias y mis necesidades, al menos que no sean también esclavas mis palabras.

Enrique Gracia Trinidad (EGT)

Va un pequeño cortometraje que me ha impresionado últimamente y que me ha hecho sentirme culpable. Se llama "Pollo a la carta" (pinchar aquí)

30/5/09

ÚLTIMAS LINDEZAS DEL PODER ECLESIAL


Sacerdotes y seglares católicos honrados, consecuentes con el mensaje genuino de Cristo, más allá de cuantos disparates le han echado encima los siglos, están hartos, escandalizados y decepcionados, pero casi todos callan. Compruebo que pese a su malestar, la mayoría se defiende como gato panza arriba cuando desde fuera criticamos las posturas inadecuadas del poder eclesial que nos afectan a todos. Tal vez, instintivamente, piensan que sería tirar piedras contra su propio tejado si nos dan a los críticos la razón que ellos saben que muchas veces tenemos.


Desde aquí les digo que no se preocupen, no estamos contra ellos, ni contra sus buenas obras, ni contra el derecho que tienen de practicar su fe y sus ritos. Al menos yo, siempre defenderé ese derecho suyo y sobre todo las prácticas en las que benefician a la humanidad.

Pero sí me veo en la necesidad de denunciar la hipocresía y la desvergüenza del poder, de la cúpula política de la Iglesia Católica, de luchar contra el intrínseco fundamentalismo escondido detrás de buenas palabras (a veces no tan buenas) de ciertos obispos, papas y otros poderosos de los que Cristo abominaría como lo hizo de los mercaderes del Templo de Salomón.

Y tengo esa necesidad porque estoy harto, como muchos, de que pretendan dar clases de moral quienes son --Cristo dixit-- "sepulcros blanqueados". Lo hacemos otros y yo, cansados de que pretendan seguir con sus privilegios de siempre a costa de controlar las conciencias y con ello todo lo demás. Aburridos de que, como casi todos los gerifaltes religiosos de tantos siglos y lugares, se arrimen al poder para medrar e intenten que todos pasemos por el aro de sus ideas.

Por ejemplo, claman al cielo cosas como estas:

El señor de las fotos que ilustran este artículo, el Cardenal Cañizares, humilde como puede verse en las imágenes, con un trapito de nada (6 metros de tela púrpura para que se vea lo Príncipe que es de la Iglesia) con un anillo tamaño natural, de oro por supuesto, casulla bien bordada a la antigua... ese mismo tipo es el que da lecciones de moral, como cuando, hablando de las violaciones y maltratos de instituciones religiosas irlandesas, dice que "no se pueden comparar" con el aborto que es algo mucho peor.


Señor Cañizares, si no se pueden comparar ¿por qué saca usted la comparación? Mire, cuando a alguien le hablan de un mal asunto que le concierne aunque sea de lejos y replica que comparado con lo que hacen los contrarios no es tan malo, es que le faltan argumentos para defender lo indefendible. Es el mismo defecto que tienen los políticos cuando aal echarles en cara algo malo de su partido, se hartan de decir que peor es lo del partido contrario... Ya se sabe, como el cuento: "Oye, te veo mala cara..." y el otro contesta: "Pues anda que tú".

Claro que todo esto debe ser mala intención mía, ganas de meterme con estos poderosos clérigos hipócritas --y seglares, que de todo hay--, ganas de interferir en su libertad de expresión y de difundir sus criterios morales... Con ellos, pobres, que nunca han pretendido manejar la sociedad en defensa de sus intereses ideológicos, económicos y de clase; con ellos que jamás han influído en políticas y legislaciones, ni apoyado dictadores, ni bendecido cañones, ni defendido la pena de muerte, ni nada; con ellos, inocentes, que jamás han intentado callar a nadie, ni condenar a otro por sus ideas; con ellos que insisten en no cambiar por mor de los fundamentos cristianos, aunque los hayan desfigurado hasta dejarlos irreconocibles. ¡Pobres...! ¡Pero cómo somos tan injustos!

En fin, usted, señor Cañizares, siga poniéndose esas capas, esas casullas, esos anillos, todas esas cosas que como bien sabe fueron indicadas por Jesús de Nazaret en sus predicaciones cuando decía: "Poneos capas lujosas, llevad anillos de oro, acumulad el lujo en vuestras más altas instancias, porque los que tal hagan poseerán la tierra..." ¿O no fue eso lo que dijo? Que a lo mejor usted tiene unos evangelios distintos de los que yo conozco.

Y vosotros, los cristianos de buena fe, seguid tragando, seguid en vuestro enfado con nosotros, los perversos, cuando arremetemos contra estas cosas --que nos influyen, sí claro que sí--, seguid tolerándolo a pesar de que la lógica os diga que debierais hacer algo. En ese sentido sois como tantos de nosotros que estamos aburridos de los manejos de los políticos pero seguimos votándolos en vez de darles una lección definitiva y que se encuentren sólo con los votos de los afiliados ¡a ver qué hacían entonces!

Es triste comprobar la capacidad que tenemos para convertirnos en uno más del rebaño. Me niego a pensar que esa sea, en religión o en política (que a veces es lo mismo) la condición del ser humano.

9/5/09

PRESENTACIÓN LIBRO ENRIQUE GRACIA

18 de mayo de 2009
20,00 horas
Presentación del libro
“Pentimento”
de
Enrique Gracia Trinidad
Ateneo de Madrid
C/ Prado, 21

Participan:
Miguel Losada, Emilio Porta y Basilio R. Cañada
Enrique Gracia leerá algunos poemas
.
(La editorial Sial tendrá ejemplares a disposición de quien lo desee)
(El cuadro de la portada es de Teo Puebla)
.
Muestra de poemas del libro
.
DESCONSUELO

El asesino está desconcertado,
alza sus manos y las ve vacías,
mira a su alrededor: no encuentra nada
que le resulte conocido. Sale
por la avenida silenciosa, llueve.
Es ya muy tarde y no encuentra refugio,
un pequeño rincón, un bar tranquilo
que acoja tan oscuro desconsuelo.

Su víctima se había suicidado
minutos antes de que él llegara.
.
"ME HAN DORMIDO CON TODOS LOS CUENTOS"
(En memoria de León Felipe y de mi padre)

Las hadas buenas de los cuentos viejos
son de una ONG y llevan vaqueros.

Blancanieves montó su propia empresa,
tiene siete enanitos repartiendo comida a domicilio.

Alicia y el conejo, dejaron de correr,
pusieron un casino y se forraron.

Todas las brujas malas consiguieron sanar de sus caídas,
hoy son bibliotecarias, cuidan gatos,
y hacen páginas web para Internet.

Cenicienta se divorció del príncipe
y trabaja por horas en una empresa de limpieza.

Caperucita empuja carros llenos
de tazones con sopa y arroz blanco
por los pasillos de una clínica.

Desde que ellas salieron de sus cuentos:
a las varitas mágicas las come la carcoma,
los príncipes azules están verdes, tienen reuma y cataratas;
donde dice "bebedme" no hay más que Coca-cola,
nadie fabrica ya zapatos de cristal
y en el bosque del lobo
hay urbanizaciones y piscinas...

Lo decían mi padre y León Felipe:
"no hay que fiarse de los cuentos"
.
REPARTO INCORRECTAMENTE POLÍTICO

Para los dictadores,
para el usurpador,
para el que explota a alguien,
para el que a todo pone precio,
para el malvado a secas,
estos versos ya bastan.
Ni uno más.
.
TENGO QUE VOLVER A LEER AL DANTE

Perded toda esperanza” es lo que pone en el cartel,
pero no para de sonar la puerta.
Entran y salen sin cesar, sin miedo,
como el que nada tiene que perder
(ni la esperanza)
Tal vez esté el cartel equivocado,
o yo no lo recuerde como estaba en la historia;
es cierto que hace tiempo que dedico mis fuerzas
a otras comedias más mundanas pero no a la divina.
Me fijo bien, uso mis gafas, miro
con toda mi atención. Sé que no me equivoco:
La puerta del infierno es la puerta del mundo.

5/5/09

PREMIOS DE POESÍA Y TODO ESO

Dibujo (EGT) improvisado durante la reunión de un jurado ¡en un premio de los legales! aprovechando la conocida frase de que "un jurado es un grupo de personas que se reunen para fallar... ¡y fallan!"

¡Ay, ay, ay! ¡Esto de los premios de poesía! ¡Mira que tiene costras el asunto!
Me preguntan muchas veces mis amigos poetas más jóvenes lo que opino de los premios, si merece la pena presentarse, si no están todos dados...
Casi siempre les contesto lo mismo: Unos sí y otros no.
En España hay multitud de premios, tal vez demasiados. Sobran todos aquellos cuya calidad del jurado es cuestionable con lo que el resultado es, como poco, dudoso; sobran los que se crean para repartir entre amigos o allegados; sobran los que desprecian a los autores premiándolos con una publicación vulgar, sin criterio y sin distribución; sobran, por supuesto, los que convocatoria tras convocatoria han sido dados al grupo de próximos de una editorial, una tendencia ideológica, un estilo concreto.

No sobran pero se quedan cortos bastantes los organizados sólo para estudiantes de una facultad, vecinos de un distrito o una población, profesionales de algo, etc., porque nacen alicortados en su carácter sectorial. Igualmente me parece que pierden categoría —alguien protestará pero no creo que pueda rebatirme el argumento— los que se conceden sólo para mujeres. Cierto es que a veces se necesita discriminación positiva, pero a estas alturas, cuando tantas mujeres ganan premios abiertos para todos los autores, acceder a uno creado sólo para ellas es sin duda de menor calado.

No sobran pero son al menos cuestionables algunos de los que constituyen pago de la deuda que la sociedad tiene con los poetas. Me refiero a esas riadas de premios que de vez en cuando se conceden a un autor, pagando en su persona la desidia habitual de los responsables políticos de la cultura. Recuerdo ahora —y mira que lo quise y lo admiré siempre— cómo en los últimos años de su vida le dieron a José Hierro todos los galardones, homenajes y títulos habidos y por haber... No es que no los mereciese, es que parecía que no había ni un sólo poeta más en España. Esta dicho: pagaron en su persona la permanente deuda social contraída con la poesía. Por cierto, ahora le está tocando la china a Gamoneda que lleva un camino parecido. Ambos son de los poetas más brillantes que ha dado la segunda mitad del siglo XX y un poco del XXI pero todos sabemos cuántos otros grandes se van quedando en el olvido por esa manía más o menos oficial de poner a uno en el candelero y no parar de palmear en su espalda el resto de las espaldas.

Y ya puestos, sobran muchos premios que se cuecen en los pucheros de las gentes cercanas al poder cultural, se llame Ministerio, Instituto Cervantes o lo que sea, que se otorgan muchas veces con criterios más que dudosos (hablo de nacionales, crítica, traducción, etc.)
Todos estos, no sobrarían si se eliminasen defectos de forma, selecciones parciales, corruptelas miserables y criterios ajenos al arte poético. Pero mientras no se eliminen estos “accidentes”, sobran.

¿Qué nos queda? Pues todos aquellos premios de buena voluntad, que son muchos, y que permiten a autores noveles, e incluso a muchos veteranos, ir sacando sus textos poco a poco.
Lo difícil es saber cuáles son esos premios limpios: será cuestión de equivocarse a veces, como lo hice yo en el pasado presentándome a alguno, muy famoso por cierto, que me devolvió los originales sin abrir. De los errores se aprende.
Y eso sí, a mis jóvenes amigos siempre les repito que un premio es una lotería, lo más normal es que no te toque. Más vale escribir lo que tengas que escribir y hacerlo lo mejor posible, sin tener en cuenta para nada lo de los premios. Si luego te presentas y sale ¡pues mira qué bien! y si no ¡pues da igual!


TRAIGO AQUÍ UNO DE LOS CAPÍTULOS DEL PRÓLOGO QUE RALICÉ PARA MI LIBRO CONTRAFÁBULA (Poesía reunida, 1972-2004) QUE TRATA DE LOS PREMIOS.
LO QUE DIJE ENTONCES SIGUE VALIENDO AHORA.


[...]
EN CONTRA Y A FAVOR DE LOS PREMIOS

Dirás, amable lector, que cómo voy a hablar contra los premios si la mayoría de mis publicaciones existen gracias a ellos. Hablaré en contra y a favor por eso, porque los conozco bien.
He tenido la mala o la buena suerte, según se mire, de verme obligado a presentarme a concursos para poder publicar. Digo mala suerte, porque cuantas veces pretendí —pocas— llevar mis libros a algún editor, no obtuve, hasta ahora, más que amables negativas o silencio. Digo buena, porque tener que presentarse a premios supone el esfuerzo añadido de la competitividad, obliga a una fuerte autocrítica y a depurar, en lo posible, cuanto escribes. Si te lo ponen más fácil, no siempre se produce ese trabajo añadido.
Me hubiera gustado publicar de forma más ordinaria y no tener que estar “examinándome” siempre ante distintos expertos seleccionadores y los posteriores expertos jurados. En todo caso, vaya mi respeto por quienes me premiaron y por quienes no lo hicieron, tal vez ambos se equivocaron un poco
Es cierto cuanto se dice sobre algunos premios: están, o estuvieron alguna vez, desacreditados por haber sido concedidos con malas artes. Amiguismos, compromisos y peores desvergüenzas han hecho desconfiar a muchos autores. Pero no siempre es así. He participado en jurados y sé que casi siempre esa tarea es honrada, difícil, ingrata y comprometida.
Suelo decir, en broma, que no todos los premios son corruptos, también los hay honrados porque si no jamás me hubieran concedido alguno a mí. No debe caerse en ridículas vanidades: lo normal de un premio es que no te lo den. Siempre habrá un autor que lo haga mejor o que presente un texto más del gusto del jurado; a veces uno de los libros encuentra en el jurado un valedor más vehemente; incluso, en ocasiones, el premio necesita un barniz de calidad y —aunque esto tenga mucho de trampa— se prefiere “inter pares” un nombre conocido para premiar, más allá de la simple valoración de la obra. Las variantes son muchas y además siempre influye el azar. Estos y otros muchos factores, unos lógicos y otros perversos, hacen tortuoso el camino de los premios.
Lo que sí resulta intolerable es que, a veces, haber ganado premios, sea para algunos autores, editores, etc. poco menos que un dato negativo del autor en cuestión. ¿Es más valorable el poeta al que han publicado uno o varios libros en ediciones “de prestigio” por buenos contactos, amistad, apoyo de algún grupo mediático o criterio exclusivo del responsable de una colección? ¿Garantiza calidad un buen lanzamiento publicitario? ¿Que el autor no sepa o no quiera moverse en los círculos adecuados; que no esté relacionado, por una u otra causa, con los sectores oportunos — crítica, medios, universidades, líneas editoriales— lo descalifica como escritor? Cuando, por ejemplo, un periodista escribe un libro y sus colegas, por compañerismo, le llevan a todos los medios, consiguiendo que se venda más ¿es mejor por eso?
Vienen a cuento las manifestaciones del profesor emérito de la Universidad Paul Valery, en Montpellier, Edmon Cros, hechas en julio del 2002, en la Universidad Menéndez Pelayo, de Santander: “Los soportes mediáticos han hecho proliferar la producción literaria comercial, por lo que la literatura actual se encuentra totalmente sometida a las leyes del mercado”... “Las grandes editoriales van asociadas a los medios de comunicación que tienen los críticos que apoyan determinadas obras”... “Las ocasiones se multiplican para ganar dinero, [salidas en TV, premios, ferias] y así se pervierte el gusto del público”. Podríamos también echar un vistazo a las afirmaciones de García Gual en “Sobre el descrédito de la Literatura”, publicado en 1999.
Me preocupa más este tipo de cosas que el asunto de los premios. Considero que los factores negocio, inmediatez, tráfico de influencias, etc. están pervirtiendo el mundo literario de modo mucho más profundo que en tiempos pasados.
[...]