"Cabra..." Foto EGT
Me declaro defensor de todas las lenguas de España. Son una riqueza, un lujo, una muestra de la variedad, la historia y la multiculturalidad de este país. Me gustaría hablarlas todas, leerlas, disfrutarlas...
Dicho esto, me parece un soberano error que se pongan traductores en el Senado para que cada uno hable la lengua de su territorio aunque dispongan del castellano como lengua común a todos ellos.
He dicho soberano error porque lo han aprobado los que se dicen representantes del pueblo soberano aunque no se lo crean ni ellos porque lo que parece es que cada cual tira para lo suyo aunque al vecino le fundan. Los españolitos de a pie no somos soberanos, ni siquiera somos ciudadanos... somos clientes, votantes, contribuyentes y poco más.
He dicho error y debería decir vergüenza, porque no deja de ser vergonzoso que un país con dificultades económicas, malísimos y recortados servicios sociales, pensiones bajas en general, paro alarmante y otro montón de problemas serios de verdad, dedique un sólo euro a algo tan superfluo como esto: Traducir a los que no lo necesitan porque son plenamente bilingües.
Es un despilfarro y no están los tiempos para despilfarrar. Eso podría hacerse cuando los demás problemas, al menos los más acuciantes, estuviesen solucionados.
Pero no, algunos de nuestros nada recomendables políticos, los mismos que se cuidan mucho de no reducir apenas sus beneficios, privilegios y prebendas, los que nos provocan la carcajada o la náusea cuando dicen que se van a reducir el sueldo (pura demagogia) y otras marrullerías similares, son los que han aprobado este despropósito económico absolutamente innecesario, como muchas de sus dietas, sus sobresueldos, sus coches, sus chóferes, sus gastos suntuarios, sus...
¡Pero cómo no se les cae la cara de vergüenza! Tal vez porque no la tienen o están muy curtidos en el arte de la política que, la mayoría de las veces, sólo supone engañarnos con nuestro propio consentimiento.
Personalmente, es posible que los políticos sean decentes, no digo que no, pero en conjunto están dando un triste espectáculo; y el problema es que no se trata de un espectáculo sino de nuestra realidad, de nuestros bolsillos, de nuestra vida.
Doy fe de que la foto elegida para esta entrada no es casual. Es una cabra que me encontré en Asturias. No entendí lo que me decía porque nadie sabía traducir del cabra al castellano, que, les guste o no a cabras, políticos o ciudadanos, es la lengua común. ¡Que le ponga un traductor simultáneo¡ ¡hombre!