Dejo constancia aquí de un auténtico atentado contra la figura de Miguel Hernández y contra la poesía.
En Orihuela, patria del gran poeta, en el Auditorio municipal, se presenta un libro titulado “El canto del cisne de un poeta” de un tal Miguel Barcala Candel, que, por lo poco que conozco, es poeta porque lo dice él.
Como la presentación es el 28 de diciembre, se supone que la cosa va de inocentada porque si no, no se entiende.
El tal autor es, al parecer, un ingeniero jubilado de 68 años, que reside en Madrid y que afirma que su libro es un homenaje a Miguel Hernández por quien dice sentir admiración, aunque no por sus ideas.
Lo más grave es que asegura haber regalado su libro a los alumnos más aventajados de literatura, en institutos de Orihuela y otras instituciones. ¡Pues menudo favor les hace a los jóvenes con semejante bodrio! Ni caso, muchachos. Eso no es poesía, eso es una basura. Leed a Miguel Hernández y ya veréis.
Si exagero con lo de “bodrio”, juzgad vosotros, amigos.
Agarraos a la butaca. En el libro, tras una “biografía soñada” de Miguel Hernández, al parecer bastante tendenciosa, aparecen versos como estos:
“Lloro España tu aflicción
al ver cómo te destruyen
negando que seas nación
la más antigua de Europa.
Jamás hubo una nación
que extendiese su dominio
por los cinco continentes,
salvo la España oprimida
por Zapatero el odioso,
que está destruyendo a España
con velocidad y con saña.”
Sobre Santiago Carrillo, dice:
“Quisiera borrar su nombre,
creando el odio a la patria,
desgarrando su bandera,
destruyendo monumentos,
en honor de ese felón de Carrillo,
que a más de asesino es pillo”.
No es que yo pretenda defender a los atacados pero la forma en que los ataca este ignorante resulta insultante, fascistoide y vulgar. Poéticamente deleznable.
Eso sí, alaba a Esperanza Aguirre mientras sigue atacando a Gallardón y a Zapatero:
“Esperanza no te rindas y planta cara
a cualquiera que nos lleve a la derrota
a Gallardón y al leonés que nos gobierna
de una forma suicida y manirrota”.
En Orihuela, patria del gran poeta, en el Auditorio municipal, se presenta un libro titulado “El canto del cisne de un poeta” de un tal Miguel Barcala Candel, que, por lo poco que conozco, es poeta porque lo dice él.
Como la presentación es el 28 de diciembre, se supone que la cosa va de inocentada porque si no, no se entiende.
El tal autor es, al parecer, un ingeniero jubilado de 68 años, que reside en Madrid y que afirma que su libro es un homenaje a Miguel Hernández por quien dice sentir admiración, aunque no por sus ideas.
Lo más grave es que asegura haber regalado su libro a los alumnos más aventajados de literatura, en institutos de Orihuela y otras instituciones. ¡Pues menudo favor les hace a los jóvenes con semejante bodrio! Ni caso, muchachos. Eso no es poesía, eso es una basura. Leed a Miguel Hernández y ya veréis.
Si exagero con lo de “bodrio”, juzgad vosotros, amigos.
Agarraos a la butaca. En el libro, tras una “biografía soñada” de Miguel Hernández, al parecer bastante tendenciosa, aparecen versos como estos:
“Lloro España tu aflicción
al ver cómo te destruyen
negando que seas nación
la más antigua de Europa.
Jamás hubo una nación
que extendiese su dominio
por los cinco continentes,
salvo la España oprimida
por Zapatero el odioso,
que está destruyendo a España
con velocidad y con saña.”
Sobre Santiago Carrillo, dice:
“Quisiera borrar su nombre,
creando el odio a la patria,
desgarrando su bandera,
destruyendo monumentos,
en honor de ese felón de Carrillo,
que a más de asesino es pillo”.
No es que yo pretenda defender a los atacados pero la forma en que los ataca este ignorante resulta insultante, fascistoide y vulgar. Poéticamente deleznable.
Eso sí, alaba a Esperanza Aguirre mientras sigue atacando a Gallardón y a Zapatero:
“Esperanza no te rindas y planta cara
a cualquiera que nos lleve a la derrota
a Gallardón y al leonés que nos gobierna
de una forma suicida y manirrota”.
“Por primera vez en la historia de Orihuela
una mujer preside la alcaldía
con mano firme, guante de seda y sonrisa acogedora
marcha en el cortejo desfilando la alcaldesa
con su porte elegante de señora”.
¡Más tonterías y peor versificadas no se pueden decir! ¿verdad?
El autor es decididamente un tonto poético de capirote y un manipulador pero: ¿Qué cultura defiende ese Ayuntamiento de Orihuela? ¿Qué criterio tiene? ¿Cuáles son los conocimientos poéticos de la Alcadesa, de la Concejala de Cultura y demás responsables?
De poesía, lo siento, ni puñetera idea. De cultura democrática: cero patatero. De la figura de Miguel Hernández... ¡ni idea! o lo que es peor: una idea manipuladora y degradante.
Escuchad un mínimo fragmento de una entrevista al poetastro Barcala, en la que presume de ser mucho más poeta que el leonés al que acaban de dar el Premio Nacional (no lo nombra pero se supone que el gran poeta Juan Carlos Mestre) al que acusa de dirigir no sé qué mafia leonesa. ¡Manda güevos! que diría aquel.
http://www.cadenaser.com/cultura/audios/miguel-barcala-candel-soy-superior-otros-poetas-publican/csrcsrpor/20091223csrcsrcul_1/Aes/
Varias asociaciones, ateneos y grupos comprometidos con la cultura se manifestarán mañana en Orihuela contra este desatino. No podré acudir pero mi espíritu estará con ellos.
El señor Barcala tiene derecho a ejercer su libertad y escribir las idioteces que quiera, pero los políticos deberían tener mejor gusto, menos criterios tendenciosos y más cuidado en aplicar los dineros públicos por pocos que sean.
Por mi parte, mi carcajada de desprecio para quienes escriben y apoyan estas cosas; y mi solidaridad con quienes defienden la memoria de un grandísimo poeta al que los fascistas de su época maltrataron cuanto pudieron, hasta impidiéndole, muy cerca de la muerte, ver a su esposa y a su hijo o cuidarle debidamente su enfermedad si no se casaba por la Iglesia; un poeta honrado y cabal que murió en la cárcel por sus ideas, por la libertad y por la dignidad que sus contrarios no tuvieron.
Yo, que he realizado hasta la fecha numerosos homenajes --conferencias y recitales--, a Miguel Hernández, en Madrid, en Orihuela, en Alicante y en otros lugares, me sumo desde aquí a esta tarea de desagravio por semejante incuria.
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