DE CASTA LE VIENE AL GALGO
Tanto hablar de castas últimamente, creo llegado el momento de entretenerse en dar una vuelta por los distintos aspectos de ese término y aclarar, si es posible, las ideas.
Siempre han existido, son varias, no una sola, aunque al final se junten, permítaseme la comparación, como las personas de la Trinidad cristiana en un sólo Dios.
Vamos por partes:
CASTAS PARÁSITAS CUM LAUDE
CASTA REAL
Constituida por casi todos los monarcas y sus familias. Con frecuencia, hacen lo que tengan que hacer para mantenerse arriba, prometen, perjuran y trapichean, siempre a lo grande. Besan niños humildes y lloran con las víctimas de las catástrofes, pero cenan con los de las castas superiores. Son especie en vías de extinción por pura lógica democrática, pero resisten mucho. No hay uno que se retire con lo puesto, siempre arrastran grandes fortunas de las de no se sabe cómo. Su origen, como es sabido, está en el primer tipo más bruto de cada tribu, que dijo "aquí estoy yo y al que no me obedezca, palo". Lo de "por la gracia de Dios" vino después pero era eso: una gracia en plan chiste, por eso hoy ni lo mencionan.
CASTA CARROÑERA
Los que alcanzaron el poder hace mucho, siglos incluso: Aristocracia, terratenientes y demás, que nacieron al rebufo de la Casta Real, o sea del primer bruto, y se constituyeron en jefes y mandamases desde tiempos inmemoriales. Los que se salen de esta casta pueden contarse con los dedos de las manos.
Algunos pasan a la política activa y otros se limitan a aparecer en las revistas de sociedad: estos últimos apestan mucho pero son menos peligrosos que los primeros.
Decía Jorge Llopis que un Grande de España era a veces sólo regularcillo. Puede añadirse que la gran mayoría solo son miserables. Ya lo afirmó San Juan Crisóstomo: "Todo rico es un ladrón o hijo de un ladrón", y era un Padre de la Iglesia Católica, no un marxista de mierda.
CASTA A DIVINIS
Estos, al igual que los primeros reyezuelos y jefes, se alzaron con el poder, en su caso como representantes de la divinidad, desde el principio de los asentamientos humanos. Crecieron sobre el miedo de los humildes y la aquiescencia de las castas carroñeras y privilegiadas a las que justificaron y regalaron los oídos a cambio de protección, diezmos y posesiones varias.
Cuentan las malas lenguas que sus propios dioses, cristos y profetas no soportan a esta casta que ha traicionado los mensajes divinos y se han dedicado al abuso y la carroñería sistemática.
Cuando han podido ser peligrosos y dañinos lo han sido, ahora esconden el colmillo pero lo siguen teniendo afilado. Muchos de sus clérigos menores y sus devotos, que son por lo general mejores que sus líderes, soportan la contradicción institucional como pueden.
Como las ratas y los insectos, sobreviven a cualquier clase de tormenta que les venga encima.
CASTA BANQUERA
Herederos "cum laude" de los antiguos prestamistas y usureros, son los hermanastros monetarios de las castas más altas; las superan incluso porque, como suele decirse, los tienen pillados a todos por las "zonas nobles". Son insaciables depredadores que ganan cuando hay crisis y cuando no la hay.
Como la casta a divinis, se adaptan con rapidez y sobreviven sin reparos ante lo que sea.
Se esconden detrás de consejeros, accionistas, leyes y derechos, pero suelen ser responsables de mucho dolor y hasta de crímenes sin pestañear. No confundir estos banqueros, con los trabajadores de la banca, que no tienen nada que ver.
Los banqueros son conocidos por dar al que más tiene y quitar a todos los demás. Se dice de ellos que son unos vivos, pero apestan a carroña.
CASTA BURSÁTIL
Son una casta parásita de la peor especie. No producen, no fabrican, no siembran, no hacen nada.
Suelen llamarse especuladores, que no viene del latín speculum (espejo), aunque podría, sino del también latino speculari (mirar desde arriba, espiar), que tanto da, porque son expertos en mirar sin tocar (tan sólo el bolsillo de cualquiera sin que le vean). Grandes manipuladores en la bolsa y en las entidades financieras del más alto nivel, son capaces de hundir un país, cambiar gobiernos, matar de hambre a miles o lo que haga falta para enriquecerse y enriquecer a los suyos. Se mueven en distintas esferas, todas ellas plagadas de indeseables, que gobiernan los mercados —es decir el mundo— desde reuniones secretas, despachos ignotos y yates de diseño. Son difíciles de localizar, salvo los bursátiles menores a los que se ve de vez en cuando ejerciendo de tiburones en Wall Street y otros antros universales de perdición.
CASTA MERCACHIFLE
Conocida también como "de efecto tendero crecido", constituida por negociantes y mercaderes al por mayor y al por menor, que empezaron de casi nada y terminaron por tener negocios medios o enormes. Presumen de haber subido desde abajo con su esfuerzo pero casi siempre treparon sobre otros y terminaron explotando a los más débiles (de ahí el viejo proverbio: "nadie se hace rico sólo trabajando").
Cuando son hijos de mecachifles grandes, tienden a estropear los negocios familiares, cuando son los primeros de su estirpe ponen buena cara pero los fantasmas se amontonan en sus armarios.
Entran en esta casta, si no están en la carroñera, los dueños de las despiadadas farmacéuticas, los siniestros petroleros, los expoliadores de bosques y minería salvaje y otras bestias semejantes.
Cuando van hacia abajo, tienden a rebotar porque suelen disponer de oscuros colchones financieros, los que se quedan abajo son los que dependen de ellos como trabajadores y, a veces, como medio esclavos.
CASTA POLÍTICA
Se mueven en el poder de los distintos países —en España en mayor número proporcional—, trepando por los partidos como monos por árbol.
Los muchos honrados que se salvan rara vez medran dentro de sus organizaciones; están avergonzados de sus conmilitones golfos aunque les cueste reconocerlo en público.
Los que llegan arriba no suelen ser los más inteligentes ni los más preparados sino los que mejor trepan y los que mejor manejan la lengua alrededor de ciertas posaderas y no rechistan ante la consigna de turno.
Se convierten en "la voz de su amo" de las castas económicas más parasitarias. La mentira, el engaño, la apariencia y la dureza facial son sus armas más reconocidas. Generosos y cercanos cuando se aproximan unas elecciones, se alejan luego y pierden toda decencia provechando la falta de memoria de los ciudadanos, tantas veces escasos de criterio y memoria. Expertos en engaño y disimulo, son engranaje necesario en la sociedad, pero han hecho de esa necesidad un privilegio para ellos y un desastre para los de abajo. Se distinguen por colores, pero el color de los billetes de banco les es común a todos.
CASTA ADVENEDIZA
Es casta menor pero crecida. La constituyen aquellos que saliendo de la nada han sabido trepar hasta las castas superiores utilizando cualquier medio con tal de llegar arriba y quedarse. Como todo converso, suelen ser los más fundamentalistas. Su falta de memoria es tóxica y su desprecio por sus orígenes nauseabundo. Se les suelen aplicar refranes como aquel de "no pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió..." y "no hay nada más tonto que un tonto de derechas", aunque los hay en la izquierda, en el centro y en la periferia. No es cuestión de izquierdas o derechas sino de arriba y abajo, coordenadas que describen mucho mejor el fangal en el que nos movemos.
CASTAS DE MEDIO PELO
CASTA TENDERETE
Hermanos menores de la Casta Mercachifle. Consiguieron un pequeño negocio o cierto estatus, trabajando mucho, pero en cuanto te descuidas andan de la mano con los más retrógrados, y maltratan a empleados menores. Piensan que son clase media, cuando en el fondo son trabajadores que a la primera crisis se van al desastre.
Se incluyen en esta casta algunos autónomos y otros que trincan en cuanto pueden en metálico y defraudan como nadie. Colaboran con ellos los que intentan ahorrarse impuestos (a veces porque no pueden permitírselos)
Son quejicas permanentes pero suelen aplaudir servilmente a aquellos contra los que se quejan con lo que muestran sin cesar su "pelo de la dehesa".
CASTA DE CORBATILLA
Constituida por miles de empleados administrativos de distinto pelaje que, obligados a ir vestidos con traje y corbata o similar, terminan por creerse superiores y privilegiados. Al menor contratiempo bursátil se encuentran en la calle, se enteran de que sólo eran trabajadores asalariados y terminan deprimidos o sirviendo copas con contrato basura.
Mientras les dura el traje, la colonia de marca y la gomina del pelo, se endeudan hasta las orejas para que los confundan con sus jefes que son casi todos de las castas mercachifle, banquera y bursátil.
Tengan carrera universitaria o vengan de la inteligencia desaprovechada, utilizan un lenguaje similar, lleno de anglicismos, que los hace sentirse especiales. Ocupan las terrazas de moda, ciertas discotecas y algunos clubes de apariencia. Cuando caen, ni siquiera rebotan.
MINICASTAS
Son un grupo heterogéneo y populoso de difícil clasificación. Ni siquiera constituyen casta en realidad. Destacan algunos subgrupos:
Gacetilleros: Antes llamados periodistas, terriblemente corporativos y, en su gran mayoría, portavoces de quien les paga. Cuesta encontrar los que son verdaderamente independientes, que esgrimen criterio y ponderación en vez de ideología, porque son pocos y las grandes corporaciones no suelen darles ni agua.
Eruditos "a la violeta": Incluye a los auténticos ceporros que definiera Cadalso, y otros que no son tan "a la violeta" pero lo parecen porque su ideología cubre como una costra su calidad intelectual. El arrimo al poder termina por convertir su intelecto en baba de caracol. Ya se sabe que la ideología suele asesinar las ideas.
Sindicaleros: Hay que distinguirlos de los sindicalistas de verdad. Tienen facilidad para no dar ni palo y abusar de su liberación en beneficio propio o en el de los cercanos. Contradicen su propia y necesaria esencia. Cíclicamente se reciclan pero vuelven a caer en la falta de vergüenza.
Parásitos inconscientes: Suelen ocupar puestos de asesores entre las castas carroñeras. También se los encuentra en ministerios y otras entidades, paniaguados, aprovechados, frecuentemente descerebrados... Parecen animales de compañía de los poderosos o perrillos sueltos con vocación de hacer lo mínimo posible y vivir de cualquier cuento. Muchas veces protestan de los de arriba pero ellos son iguales en la menudencia y harían lo mismo si trepasen.
Tontos-del-culo: Una "castita" infumable y muy abundante, que lo mismo dan su voto a un extremo que a otro, o se limitan a decir que ellos de política pasan con lo que terminan por ser pasto de inmorales y corruptos y ni se dan por aludidos. Sólo son partidarios a ultranza de su equipo de fútbol y de su telebasura (pan y circo). Numerosísimos y bocazas, no aprovechan ni el número ni la boca para nada razonable. Es la "masa manejable" con la que cuentan los poderosos. Se mueven entre la inconsciencia y el miedo.
FUERA DE CASTA
Los descastados de siempre: La gran mayoría de ciudadanos, vapuleados, manejados, engañados e insultados en su inteligencia por muchos de los miembros de las castas citadas.
Se incluyen muchos honrados profesionales de todo tipo, decentes trabajadores autónomos o por cuenta ajena, funcionarios que sí funcionan, esforzadas amas/os de casa, estudiantes que estudian, jubilados que se lo han ganado toda la vida, desempleados sin perspectiva de cambiar, dependientes medio abandonados, políticos, sobre todo locales, de los que están para servir y no para lucrarse, intelectuales conscientes...
Se suman los caídos o fugados de las otras castas, que se han adecentado tras la visión impresentable de sus congéneres y buscan algo mejor estén donde estén.
Estarán en este apartado todos aquellos que el amable lector que ha llegado hasta aquí, quiera incluir sacándolos de los apartados de arriba.
Definitivamente; las castas existen. Lo que no se sabe muy bien es qué hacer con todas y cada una de ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario