¡Vade retro el homo sapiens, paso al homo
ludens! o lo que es lo mismo: ¿Para qué ponerte a pensar y argumentar sin
histrionismo, con voz tranquila y equilibrada si puedes soltar un mensaje
publicitario gritando un poco, poniendo voz de rapsoda del siglo XIX,
pronunciando con un acento medio francés y medio gilipollas, o haciendo un perfomance que la mayoría de las veces
no es más que eso que ya hacían hasta las monjas en los años 70?
Y
no es que el juego (ludum) no sea de
vital importancia para el desarrollo humano, es que pasada la infancia, podría
irse, sin abandonar del todo el entretenimiento, a etapas de mayor contenido. Y
ahí es donde empieza a patinar buena parte de la modernidad, que algunos
malintencionados llaman "modernez" con la clara intención de
desprestigiarla ¡ya ves tú!
¿Que
a qué viene todo esto? Pues a la terrible sensación que me asalta
periódicamente —no soy original porque le pasa a mucha gente— de habitar el
reino de la banalidad, de la falta de sustancia, del pensamiento aborregado.
Escribía
Clifford Simak en uno de sus relatos
de ciencia ficción: "Hemos sido reducidos a números: el de la Seguridad Social, el
de Hacienda, los de las tarjetas de crédito, los de las cuentas corrientes, los
de tantas otras cosas. Estamos siendo deshumanizados y, en la mayoría de los
casos, con nuestro consentimiento, ya que este juego de los números parece
hacer la vida más fácil, pero más a menudo porque nadie se molesta en
protestar" (¿ciencia ficción?).
No
sé qué diría Simak, muerto en 1988,
si nos viera hoy que, además de lo dicho, andamos perdidos entre claves de
acceso informático, avatares diversos, nombres de usuario y otras lindezas.
Y
no es que todo eso sea malo en sí, es que lleva a muchísimos ciudadanos a la
despersonalización, al ocultamiento personal entre una masa de forajidos
igualmente despersonalizados; en definitiva hacia el extremo absurdo de ser
pasto de manipuladores de cualquier pelaje: políticos, publicitarios, chamanes
religiosos, adivinos, empresarios sin escrúpulos y otros manipuladores
sociales.
Y
no es lo peor que el fútbol tenga a bastante personal adocenado, ni que tantos
hayan sustituido el pensamiento y la conversación por la cháchara tonta del tuit o del Whatsapp, lo peor es que el Arte y la Literatura se están
contagiando a marchas forzadas. Y vuelvo con esto a las primeras frases de este
artículo: He visto a mucha gente poner los ojos en blanco y babear con
insustanciales mensajes, "modernos y rompedores", como el de esa
jovenzuela llamada Ajo, que anda
soltando sus micropoemas —así los llama—, como si fuesen el no va más de la arquitectura
poética. Cierto que la muchacha es eficaz en un escenario, pero sus corifeos y
epígonos son los que suelen hacer gala de cretinismo al servicio de lo que les
haga pensar por sí mismos lo menos posible. (*)
Entre
otras frasecitas de mejor corte —nada que no hiciera Gómez de la Serna hace mucho y con más calado—, la señorita Ajo va y dice, alargando algunas letras
y a modo de cantinela: "Me pongo nerviosa tranquilamente
porque soy transparente y efervescente...", y al personal se le
hace el culo gaseosa con la profundidad del mensaje.
Claro
que tendrá que ser así, si periodistas de toma pan y moja como Ruth Toledano,
poeta ella y cronista y todo de la Villa de Madrid, por obra y parte de
afinidades políticas y una pizca de paridad de género, dice que esta
"micropoetisa" es muy buena y que "se vuelve enorme como un gran poema",
mientras que "los recitales de poesía suelen ser un tostón". En el
artículo en que he leído estas afirmaciones, llega a decir la Toledano: "Mientras el gran poeta sigue leyendo su testamento vital
frente a la pequeña audiencia, que quizá ya esté muerta de fortuna o
aburrimiento, aquí, sin embargo (no le vamos a embargar nada al pobre gran
poeta), la micropoetisa se ha metido al personal [...] en el bolsillo del bolso". (**)
Pues
nada, ¡viva la señorita Ajo y sus frases ingeniosas! ¡viva el aliento poético
de la Toledano! ¡Vivan el Whatsapp, el
usar y tirar, la bisutería, lo descafeinado, lo desnatado y la madre que los
parió! Del pensamiento elaborado estamos pasando al tuit ingeniosillo y aún es mucho; deberíamos terminar en el gruñido
a secas que es más rápido y no veáis lo que expresa.
(*)
Enlace de una actuación de María Josefa Martín de la Hoz, alias "Ajo". A mi modo de ver, con cierta dosis de inteligencia, algún detalle original y otra buena cantidad de elementos ya vistos muchísimas veces. Esta bien, pero tampoco es para suponer que el "pobre gran poeta", que dice Ruth Toledano, mate de aburrimiento a la audiencia.
https://www.youtube.com/watch?v=MsixXzQ_LEQ
(**)
Enlace de un recital de Jaime Sabines , considerado uno de los grandes, en el que puede apreciarse que los asistentes no estaban precisamente "muertos de aburrimiento" sino todo lo contrario. (He elegido a Sabines por no provocar innecesariamente polémica comparativa ya que no era español, falleció no hace mucho y dijo estos versos ante una audiencia no precisamente "pequeña".
https://www.youtube.com/watch?v=evr7wBgabV8
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